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Europa Press

El ecologismo obrero y los conflictos sobre la salud

Grettel Navas, Giacomo D'Alisa, Joan Martínez Alier

3 mins - 23 de Marzo de 2022, 12:00

¿Existe un ecologismo obrero? La respuesta más inmediata es negativa. Vemos resistencia a la transición energética de parte de los sindicatos y trabajadores vinculados al carbón, petróleo y gas. Se habla en Estados Unidos de una hipotética transición justa, lo que significa que sea capaz de compensar a quienes se verán perjudicados al perderse empleos en esos sectores.

Todo eso es cierto. También lo es que el estudio empírico de los protagonistas del ecologismo popular (en el EJAtlas, que ha alcanzado 3.600 fichas) lleva a la conclusión de que los grupos sociales que aparecen más frecuentemente son las organizaciones ecologistas locales, seguidas de "vecinos, ciudadanos, comunidades", de campesinos y agricultores, de indígenas, de científicos o profesionales, de otros movimientos sociales, de organizaciones ecologistas internacionales... La 'clase obrera industrial' y los sindicatos aparecen muy atrás en el EJAtlas, después de los grupos religiosos, de los pescadores y pastores. (Tabla 1). Sin embargo, un reciente artículo de Grettel Navas et al, basado en el EJAtlas, hace aparecer un fuerte movimiento ecologista obrero cuando nuestra atención se fija en impactos visibles sobre la salud de las personas.

 

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Pero esta jerarquía de los trabajadores industriales y los sindicatos se invierte cuando nos fijamos en los E
nvironmental Health Conflicts (EHC), esto es, los conflictos socio-ambientales por efectos visibles en la salud: los primeros en las protestas son los trabajadores industriales, seguidos de recicladores urbanos, trabajadores informales, mineros artesanales, sindicatos, seguidos de grupos étnicamente discriminados (como puede ser la población Dalit en la India y Roma en Europa).

Al analizar una muestra de más de 3.000 conflictos ambientales en todo el mundo, comparamos los que no reportan o implican impactos en la salud humana con aquéllos que sí, debidos a una contaminación tóxica. El estudio llega a cuatro resultados principales. En primer lugar, los impactos en la salud son una preocupación clave para las comunidades de la clase trabajadora. En segundo lugar, los efectos a largo plazo de la contaminación tóxica menoscaban la capacidad de las comunidades para actuar preventivamente. En tercer lugar, las actividades industriales, la gestión de residuos y los conflictos relacionados con la  energía nuclear tienen más probabilidades de suponer impactos en la salud que otras actividades económicas. Y, por último, los activistas sociales son reacios a considerar que el cierre de un proyecto contaminante sea un resultado exitoso; el cierre no es suficiente, debido a la persistencia en el tiempo de esa contaminación tóxica.
 

Nuestros resultados contribuyen a una mejor comprensión de la dinámica de lo que hemos denominado conflictos de salud ambiental y ecologismo obrero.
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