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Evelyn Hockstein (Reuters)

El final de 'Roe v. Wade'

Pedro Soriano Mendiara

6 mins - 11 de Mayo de 2022, 11:48

De no ser porque el objetivo final es moralmente tan discutible, uno no podría dejar de sentir cierta admiración ante la perseverancia de la derecha evangélica norteamericana a la hora de conseguir la revocación de la sentencia 'Roe v. Wade', en la que el Tribunal Supremo decidió en 1973 que la Constitución garantizaba (con matices) el derecho de una mujer a acogerse a un aborto, con un umbral de protección tanto más elevado cuanto menos avanzado estuviera el embarazo.

La filtración esta semana, por parte del periódico digital Politico, del primer borrador de la sentencia del 'caso Dobbs v. Jackson Women's Health Organization', en la que el juez Samuel Alito expresamente afirma que Roe v. Wade estaba "escandalosamente equivocada desde el primer momento" y que, por lo tanto, procede su revocación como precedente es, si se acaba confirmando, la culminación de casi medio siglo de desvelos conservadores.

Se ha tratado de un esfuerzo concertado en todos los ámbitos: a nivel estatal y federal, la derecha cristiana se ha esforzado en purgar a cualquier elemento favorable al derecho a elegir dentro del Partido Republicano, financiando primarias en las que candidatos anti-Roe, de manera sistemática, derrotaran a políticos republicanos de la vieja escuela, que no estaban en contra de dicho precedente, y elecciones en las que esos mismos candidatos derrotaran a los demócratas.

A nivel presidencial, la oposición a Roe se ha convertido en la prueba de fuego para cualquier candidato. Tanto George H.W. Bush como John McCain fracasaron en sus primeros intentos de alcanzar la Presidencia, en 1980 y 2000, porque eran percibidos como más blandos o débiles en la cuestión del aborto que sus oponentes victoriosos, Ronald Reagan y George W. Bush (de hecho, sólo consiguieron la nominación, años después, cuando dejaron claro de forma inequívoca que se oponían a Roe).

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Pero
los afanes conservadores se han concentrado particularmente en la Judicatura, tanto estatal como federal. Su instrumento primordial fue la creación, en 1982, de la Sociedad Federalista, una organización inicialmente estudiantil que aboga por una interpretación "textualista y originalista" de la Constitución de Estados Unidos; es decir, una interpretación del texto constitucional basada en el significado de las palabras "en el momento en que se aprobó el texto" (la mayoría de los artículos y enmiendas a la Constitución se aprobaron entre 1787 y 1791).

La Sociedad Federalista pronto se convirtió en el lobby más poderoso de Estados Unidos, y, sobre todo, en la cantera primordial de jueces anti-abortistas en este país. No es casualidad que los seis miembros de la mayoría conservadora actual en el Tribunal Supremo sean o hayan sido miembros de la misma en algún momento de sus carreras.

El Partido Republicano, por así decirlo, 'externalizó' hace muchos años el proceso de selección de jueces hacia la Sociedad Federalista, que se ocupa de que no se produzcan errores en el mismo y de asegurar que los candidatos a los tribunales federales y estatales sean ideológicamente consistentes y se opongan no sólo a Roe, sino a otros aspectos que el movimiento conservador considera esenciales, como el derecho a portar armas en público, la oposición al matrimonio entre personas del mismo sexo o lo que sus miembros consideran "intromisiones del Estado en la libertad de los ciudadanos" (como el Obamacare o la legislación favorable a la vacunación de los empleados públicos contra la Covid-19). No es casualidad, sin embargo, que los objetivos políticos del Partido Republicano hayan acabado profundamente alineados con los de la Sociedad Federalista, por cuanto la segunda ha ido moldeando los primeros.

Y, mientras tanto, ¿qué ha hecho el Partido Demócrata? Esencialmente, pasarse los últimos 40 años a la defensiva, un lugar desde el que rara vez se consiguen victorias. Los demócratas han sido incapaces de crear una organización equivalente a la Sociedad Federalista, probablemente por dos motivos. En primer lugar, porque son un partido ideológicamente menos cohesionado que los republicanos: hay muchos menos liberales entre los demócratas que conservadores entre los republicanos, según nos muestran las encuestas Gallup desde hace años.
 
Gráfico 1.- Ideología política de los demócratas estadounidenses
Fuente: Gallup.
 
Gráfico 2.- ideología política de los republicanos estadounidense
Fuente: Gallup.
 
Ligado íntimamente a lo anterior, el Partido Demócrata ha puesto el énfasis en nombrar jueces con diversidad racial y de género, algo que simplemente no preocupa demasiado a los republicanos, que se han centrado sobre todo en la cohesión ideológica sobre cualquier otro factor. Baste un único ejemplo: cuando Ketanji Brown Jackson sustituya a Stephen Breyer a finales de junio o principios de julio de este año, todos los jueces nombrados por presidentes demócratas en el Supremo serán mujeres (una judía, una latina y una negra), mientras que cinco de los seis nombrados por presidentes republicanos serán hombres (cuatro de ellos blancos).



Hay otro aspecto que merece ser destacado: los republicanos han sabido aprovechar las ventajas que les ofrece el Colegio Electoral, que favorece a los estados poco poblados, que tienden hoy a ser más republicanos. Sólo así se entiende que, pese a que en las últimas nueve elecciones presidenciales desde 1988 los candidatos demócratas hayan obtenido más votos en siete de ellas, en estos momentos el Tribunal Supremo tenga la mayoría más conservadora desde hace un siglo.

Lo que nos lleva al principio de este artículo: esa mayoría va a entregar ahora, por fin, el Santo Grial del movimiento conservador: la revocación de Roe v. Wade. El borrador del juez Alito aboga por devolver la cuestión del aborto "a los estados", lo que creará dos Américas: una, demócrata, en la que el aborto será legal, y otra, republicana, en la que será ilegal; fiel reflejo de la división del país, dicho sea de paso.
 
Gráfico 3.- Respecto al tema del aborto, ¿se consideraría usted pro-elección o pro-vida?
Fuente: Gallup.

El principal problema es que, al destruir el equilibrio inestable que Roe había permitido en los últimos años, Alito y su mayoría va a abrir la caja de Pandora: años de litigación en todos los estados y, quizá, una reacción demócrata que acabe provocando lo contrario que la mayoría republicana pretendía evitar: leyes federales que protejan el aborto (aunque esa misma mayoría no tendrá reparos en derogar cualquier ley aprobada por los demócratas en ese sentido).
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