El 9 de mayo, Día de Europa, el presidente francés Emmanuel Macron lanzó en el Parlamento Europeo la idea de una "Comunidad Política Europea" (CPE), en respuesta a las solicitudes de adhesión a la UE de
. Esta propuesta, que se hace eco de la idea de François Mitterrand de una Confederación Europea y retomada por Enrico Letta, consiste en la creación de
. Por ello, conviene describir brevemente sus contornos, precisar su contenido y señalar las cuestiones que se plantean.
La guerra en Ucrania ha reavivado la cuestión de la ampliación de la UE, ya que la solicitud de adhesión de Ucrania fue presentada al principio del conflicto por el presidente Zelenski, que también tiene sus reservas sobre la idea de una comunidad política europea.
.
La UE debe responder a estas demandas, pero las actuales circunstancias, históricamente excepcionales, evidencian la necesidad de un formato de enganche original.
, etc.
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Tradicionalmente, el país candidato debe asimilar el acervo comunitario a su legislación nacional, mejorar su economía y ser una democracia liberal (los llamados Criterios de Copenhague). El cumplimiento de este último por sí solo nunca ha conducido a una adhesión concreta, ya que la capacidad de integrar el mercado interior se ha convertido en una condición
sine qua non, lo que ha generado impaciencia y desánimo entre los candidatos. Asimismo, las cuestiones de política exterior nunca se han tenido suficientemente en cuenta, aunque este aspecto es clave para el futuro de la UE.
Ahora dispone de una oferta estructurada y creíble para los estados interesados únicamente en la dimensión económica de la UE y capaces de cumplirla: el Espacio Económico Europeo (EEE). Sin embargo,
para los que se encuentran en la situación contraria (que aspiran a la integración política, pero aún no están preparados económicamente), no existe una respuesta clara, estructurada y atractiva.
Una adhesión política a la UE
Las tres nuevas solicitudes de adhesión demandan un procedimiento que permita una adhesión rápida a la dimensión política de la Unión, manteniendo al mismo tiempo una dinámica progresiva a medio/largo plazo para la integración económica. La idea de una comunidad política europea, tal y como se esboza aquí, respondería a esta necesidad, que se ha convertido en un imperativo a la vista de los desafíos geopolíticos en la vecindad oriental, pero también en los Balcanes occidentales.
Aquí es donde hay que distinguir entre la CPE y la iniciativa de
Confederación Europea lanzada por Mitterrand en 1989, que entonces se percibió como una alternativa poco atractiva para los países interesados en adherirse y, sobre todo, que incluía a la URSS. Sin embargo, hoy en día la CPE no sólo debe constituir una respuesta contundente a la rivalidad geopolítica entre la UE y la Rusia de Putin sino que, sobre todo, debe definirse como el primer paso hacia la adhesión a la Unión, como una promesa inequívoca por parte de los estados miembros, al tiempo que
se deja al país en cuestión la opción de permanecer en el nivel de integración política o llegar hasta el proceso de adhesión plena. De este modo,
la cuestión de la adhesión ya no sería una cuestión de 'si', sino de 'cuándo'; y podría ser gradual al materializarse
por tramos y no de forma monolítica, pasando de la condición de candidato a la de miembro de una sola vez. Esto permitiría a los países que se preparan para ello sentirse más reconocidos y establecer un vínculo más saludable con la construcción europea.
De hecho, esta integración gradual permitiría construir mejor la confianza mutua, al relativizar la división entre
miembros y
candidatos. Además, el CPE fomentaría el sentimiento general de un espacio democrático único, de valores y destino comunes. Siguen siendo posibles otras denominaciones, como Confederación Europea o Espacio Político o Democrático Europeo, en paralelo al Espacio Económico Europeo. Charles Michel habla de una "Comunidad Geopolítica Europea".
En contacto con la vida institucional y cívica de la UE
Un miembro del CPE debería cumplir tres condiciones principales:
ser un país del continente europeo, cumplir plenamente y de forma sostenible el primer criterio de Copenhague y ratificar la Carta Europea de Derechos Fundamentales.
La participación debería adoptar la forma de
asociación a la vida institucional de la UE: cumbres periódicas con los líderes de los 27; acceso a las reuniones de las familias políticas previas a las cumbres; derecho a formar parte plenamente los partidos europeos; disponer de escaños en el Parlamento Europeo,
sin derecho a voto pero con derecho a voz, y a participar en los trabajos de las comisiones parlamentarias; y participación en determinadas reuniones del Consejo, especialmente en materia de asuntos exteriores. Esto fomentaría un sentimiento de pertenencia a un conjunto de valores comunes, así como una convergencia de visiones políticas y la aparición de un sentimiento de ser socios iguales,
copropietarios del proyecto europeo. La pertenencia a la CPE también debiera traducirse en acciones concretas a nivel ciudadano; por ejemplo,
concediendo pleno acceso a programas como Erasmus+ o el futuro servicio cívico europeo.
La cooperación, o incluso la integración, tendría que ser posible en determinados ámbitos (energía, infraestructuras, sanidad, etc.) y servir de preludio a una futura adhesión, si el Estado en cuestión lo desea. Por supuesto, para no poner en peligro la coherencia política de la UE, esta cooperación debiera estar sujeta a condiciones estrictas y a una cláusula de reversibilidad.
Junto a estos elementos de integración ya alcanzados, el examen de las solicitudes de adhesión y el proceso de negociaciones deberían continuar según el modelo renovado vigente.
Cuestiones planteadas por la CPE
La Comunidad Política Europea permitiría un rápido y sólido acoplamiento de los países candidatos a la UE, evitando el enojoso dilema entre una contraproducente adhesión acelerada y un interminable procedimiento de horizonte incierto. Pero también plantea interrogantes importantes.
Defensa.- ¿Qué garantías de seguridad podría ofrecer la CPE a sus miembros que no se han adherido a la Otan?
Fronteras.- ¿Pueden adherirse al CPE países cuyas fronteras aún están en disputa? Esto parece esencial, pero el momento de la creación del CPE es incierto.
Salida.- ¿Sería reversible la entrada en el CPE?
Balcanes Occidentales.- Como la CPE no es, por definición, una alternativa a la adhesión a la UE, estos países podrían adherirse a aquélla sin perjuicio de su condición de países candidatos. Al contrario, daría un impulso a un proceso de adhesión que tiende a estancarse.
Turquía.- La CPE podría ser una salida a la singular relación entre la UE y este país candidato, cuyas negociaciones de adhesión han llegado a un punto muerto, pero sólo si Turquía está dispuesta y es capaz de cumplir los criterios políticos mencionados anteriormente.
La propuesta lanzada por Macron merece ser impulsada y clarificada. Ucrania, l principal beneficiario de este proyecto, debe tener la seguridad de que no es una alternativa a la adhesión, sino un acompañamiento político gradual de este proceso necesariamente largo.
El apoyo público de otros líderes europeos es esencial.El canciller alemán y el presidente italiano ya han expresado su apoyo, y se presume el de los países del Benelux. Al mismo tiempo, la apertura de las negociaciones de adhesión con Albania y Macedonia del Norte este mes de junio garantizaría la continuidad de la voluntad de ampliación en esta región.
En un contexto geopolítico tenso, la creación de esta Comunidad es la afirmación de un bloque europeo unido por valores y destino comunes.
(
Este texto lo publicó, en francés, nuestro partner Telos, y una versión más desarrollada del mismo fue la publicada por el Instituto Jacques Delors)