El 7 de febrero de 2021 se celebraron las elecciones generales de Ecuador para elegir la Presidencia y Vicepresidencia, con 16 candidaturas y en medio de un país polarizado por la sombra del correísmo que determinó que los candidatos Andrés Arauz y Guillermo Lasso pasaran a segunda vuelta con el 32,72% y 19,74%, respectivamente. El entonces candidato y hoy presidente tuvo que reorientar su discurso, mostrándose más incluyente, abierto e invitando a un país del encuentro cuya esencia se basaba en conducirlo por el camino del progreso y la unión, con referencias al medio ambiente, el género y la interculturalidad. Sí, el candidato de la derecha hizo hincapié en la anhelada unión, necesaria después de tantos años de confrontación política. Con este discurso, Lasso logró captar el voto de un electorado que tal vez nunca había pensado en optar por un gobierno de derecha, pero que creyó en un Ecuador más allá del
correísmo.
El 11 de abril, se impuso a Arauz con el 52,36% de los votos, convirtiéndose en presidente constitucional del Ecuador tras dos intentos previos (2013 y 2017).
Desde el principio se sabía que la gobernanza no sería fácil, ya que su partido contaba con apenas 13 de los 137 asambleístas del Legislativo. Para lograr la victoria tuvo que buscar alianzas; por ejemplo, con el Partido Social Cristiano (PSC), representado por Jaime Nebot, ex alcalde de Guayaquil. Sin embargo, el 14 de mayo de 2021 una negociación sorprendió al país. El Gobierno y el
correísmo se habrían aliado para elegir a Henry Kronfle (PSC) como presidente del Legislativo. Cuando esta negociación salió a la luz, la indignación se apoderó de la ciudadanía. Una alianza con el el ex presidente Rafael Correa era impensable para el electorado que había votado por Lasso no precisamente por su proyecto político, sino por su oposición a lo que representaba este último. Esto generó un cambio de timón gubernamental,
que rompió la alianza con el Partido Social Cristiano y se quedó solo, buscando acuerdos con Izquierda Democrática (ID) y Pachakutik, ambos de izquierda. Sin una operación política sólida, Lasso arrancó su mandato el 24 de mayo con un potente discurso inclusivo y de unión.
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El Gobierno se estrenó ejecutando un plan de vacunación eficiente con el que salvar vidas y facilitar una reactivación económica. Con esta iniciativa, coordinada y rápida, se logró inocular a más de nueve millones de personas en los primeros 100 días, mereciendo el reconocimiento de la Organización Mundial de la Salud y posicionando al Ejecutivo con un 74% de aceptación en julio de 2021. Esta articulación se consiguió gracias al trabajo conjunto de varios actores públicos y privados y de la Academia.
No obstante, la ilusión duró poco debido a que una serie de factores sociales y políticos han debilitado al Gobierno haciendo que, para
abril de 2022, la aceptación se haya desplomado hasta el 30,82%. En este sentido, se detallan los elementos que han confluido en una importante reducción de la aceptación del primer mandatario ecuatoriano en su primer año de gobierno como se puede observar en la Gráfica 1, en medio de una coyuntura compleja.
Gráfico 1.- Porcentaje de aceptación de Guillermo Lasso
Gobernar a la deriva
El país se vio fuertemente afectado social y económicamente por la pandemia de la Covid-19: la pobreza retrocedió a los niveles de hace 10 años (afectando al 35% de la población y con índices de pobreza extrema del 15%), y se produjo la mayor contracción económica de la historia (incluso mayor a la de la crisis financiera de 1999). En este contexto, sorprendió que el Gobierno tardara cuatro meses en presentar el Plan de Creación de Oportunidades 2021-2025, equivalente a un plan de desarrollo, que fue publicado el 23 de septiembre de 2021 y que se enfocó en cinco ejes programáticos: económico, social, seguridad, transición ecológica e institucional.
Uno de los proyectos gubernamentales emblemáticos fue la elaboración de la Ley de Creación de Oportunidades, Desarrollo Económico y Sostenibilidad Fiscal, que fue remitida con carácter urgente a la Asamblea Nacional en septiembre de 2021 y que, por carecer de unidad de materia de acuerdo a lo establecido en el artículo 136 de la Constitución (2008) y el art. 56 de la Ley Orgánica de la Función Legislativa (2012), el Consejo de Administración Legislativo (CAL) no calificó. Esto provocó una reacción inesperada del Ejecutivo: traer al imaginario político la posibilidad de una 'muerte cruzada' por una supuesta obstaculización del Legislativo. De acuerdo con la Constitución ecuatoriana, la
muerte cruzada permite que el presidente de la República pueda disolver la Asamblea Nacional y convocar a elecciones para la Presidencia, Vicepresidencia y Legislativo; y, mientras estos comicios se organizan, este último puede emitir decretos hasta que una nueva Asamblea los ratifique o derogue.
Empero, esta figura discursiva que Lasso utilizó reiteradamente como método de cohesión no prosperó. Al contrario, la escasa operativa política del Ejecutivo con el Legislativo generó un mayor fraccionamiento entre ambos poderes.
Como acompañamiento de la precitada Ley de Creación de Oportunidades surgió una reforma tributaria que fue remitida a finales de 2021 a la Asamblea Nacional. Tampoco fue aceptada, pero al contar con la abstención del bloque de Unes pasó por el Ministerio de la Ley, con el resultado de que se incrementara el Impuesto de la Renta para las 274.000 personas que ganan más de 2.000 dólares. No obstante, esto se contradecía con la campaña de Lasso, que había prometido no subir los impuestos, por lo que recibió fuertes críticas, principalmente desde la clase media.
De igual manera, el Ejecutivo envió al Legislativo la propuesta de la Ley de Inversiones, archivada por 87 votos a favor, 44 votos en contra y tres abstenciones. Lasso hizo público que determinados actores habrían solicitado favores políticos y tributarios a cambio de votos para este proyecto de ley, algo que desmintió el candidato presidencial Xavier Hervas y el denunciante no aportó evidencias. Cabe mencionar que este proyecto legislativo, como otros propuestos por el Gobierno tenían una aproximación neoliberal, frente la mayoría en Legislativo es de izquierda. Sin embargo, a juicio del Ejecutivo los rechazos responden a un intento de bloqueo de la Asamblea, institución a la que Lasso ha intentado deslegitimar.
Por si fuera poco, la Asamblea Nacional se ha fragmentado al evidenciarse pugnas internas que confluyeron en constantes intentos de destitución de su ex presidenta Guadalupe Llori, respaldada por el Ejecutivo. Al final, fue finalmente destituida el 31 de mayo con 81 votos a favor, a pesar de los múltiples recursos legales que había interpuesto para evitarlo. Llori, la primera mujer indígena en ocupar la Presidencia de la Asamblea, fue acusada por un supuesto incumplimiento de funciones, lo que generó el desprestigio institucional. Sin este
alfil, el Gobierno perdió la poca influencia que tenía en el Legislativo y se evidenció una vez más la poca operatividad política del mismo.
Actualmente, la Asamblea Nacional es la institución que cuenta con la peor percepción ciudadana.
Según
Click Report (2022),
apenas el 9,62% de las y los encuestados considera que hace una buena gestión; no sólo por los constantes enfrentamientos internos, sino también por las
desafiliaciones partidarias. Como se puede ver en la siguiente Tabla, de las 137 curules en 2021, la bancada de Unes contaba con 49 asambleístas, seguida de Pachakutik (27), Izquierda Democrática (ID, 18) y el PSC (18). No obstante, varios asambleístas han sido expulsados o han renunciado a su partido durante este periodo, quedando conformadas las bancadas de la siguiente manera: Unes (47), Pachakutik (18), ID (10) y PSC (14). Los asambleístas independientes se han convertido en la segunda fuerza política, con 22 curules. Al otro lado, los partidos más afectados por su alta polarización interna han sido Pachakutik (-9) y la Izquierda Democrática (-8).
Tabla 1.- Principales cambios en las organizaciones políticas
Priorización de lo económico
El Gobierno ha priorizado los ámbitos comerciales y fiscales. En materia de relaciones internacionales Guillermo Lasso se ha mostrado como un representante pragmático que busca "más Ecuador en el mundo y más mundo en el Ecuador", y ha apostado por una serie de acuerdos comerciales con China, México y Estados Unidos y por el ingreso del país en la Alianza del Pacífico. Por otra parte, el presidente ecuatoriano dice haberse centrado en su primer año en "ordenar la casa": el PIB ha crecido un 4,2% y ha contribuido a que se materialicen más de 220 contratos de inversión, entre local y extranjera, por un importe total de 5.000 millones de dólares (
Primicias, 2022a).
Gráfico 2.- Monto de la inversión (cifras en millones de dólares)
Fuente: Ministerio de Producción. Elaborado por Primicias, 2022.
Aunque para el Gobierno (y para varios analistas) ha sido un acierto priorizar el ámbito económico, lo cierto es que no puede ser excluyente de la inversión social.
La deuda social
En Ecuador confluyen una serie de elementos sociales que el Ejecutivo ha dejado de lado y hoy por hoy están en alerta roja, preocupando a la ciudadanía y produciendo efectos negativos. Entre las principales deudas se encuentra la seguridad que, como se puede ver en el Gráfico 3, es una de las principales preocupaciones de la ciudadanía. Hasta abril de 2022, se han reportado 1.241 muertes violentas, lo que equivale al 90% de las registradas en 2020 y al 49% de 2021, situando a Ecuador con una de las tasas de inseguridad más altas de Latinoamérica (
Primicias, 2022b). A ello se suma la grave crisis carcelaria, que data desde el mandato del presidente Lenín Moreno y que se ha saldado con la muerte de 355 personas privadas de libertad, prueba de que el estado no controla las prisiones y tampoco garantiza los derechos de la población carcelaria. A pesar de los múltiples estados de excepción, no se ha logrado solventar este grave problema.
Gráfico 3.- Principales problemas para la ciudadanía
Fuente: Click Report, mayo 2022.
Otro elemento preocupante es la escasez de insumos médicos en los hospitales públicos a nivel nacional, que se agudizó durante la pandemia. Gremios médicos y medios de comunicación han venido denunciando la falta de medicinas, equipo médico y mantenimiento de las instalaciones hospitalarias, lo que afecta primordialmente a las personas de escasos recursos y a los pacientes con enfermedades graves, raras, huérfanas y catastróficas. Lo mismo ocurre con el sistema educativo. Tras el retorno a la presencialidad, se hizo evidente que existen unidades educativas que no son aptas para recibir estudiantes. Además, y, según datos oficiales, en el sistema educativo
se han matriculado 48.642 estudiantes menos que en 2021 (
Primicias, 2022c).
El Gobierno rechazó la propuesta de la Asamblea Nacional a la Ley Orgánica de Educación Intercultural (Loei) que pretendía un incremento salarial para los maestros, por considerar que se aumentaría el déficit presupuestario para 2022.
Finalmente, otro elemento que el Gobierno deberá tener en cuenta para los próximos meses es la ya anunciada protesta social del movimiento indígena y diversas organizaciones y colectivos sociales para demandar al Estado (entre otras cosas) empleo y derechos laborales, el control del incremento de los precios, impedir el encarecimiento de los combustibles, seguridad y un aumento en los rubros de salud y educación. Son demandas cruciales para un Gobierno que ha centrado sus esfuerzos durante su primer año en los aspectos económicos y no en la inversión social, a pesar de que en el informe de gestión de 24 de mayo de 2022, Lasso se comprometió a dedicar el segundo a este ámbito.
Conclusión
Una vez cumplido un año de gobierno, se puede colegir que el presidente lideró un excelente plan de vacunación, que contó con la articulación de diferentes actores publico-privados y permitió cumplir con éxito la promesa de campaña de inmunizar a nueve millones de personas en los primeros 100 días. Sin embargo, si se analizan los aspectos económicos, políticos y sociales, el Ejecutivo no ha logrado articular políticas públicas eficientes que permitan reducir las brechas sociales; al contrario, continúan ahondándose. Parece ser que más de ocho años en campaña electoral no han sido suficientes para entender que Ecuador es un país con desigualdades y necesidades. Un Gobierno indolente, ajeno a la realidad de sus mandantes, que sataniza incluso la protesta social, lo que complicará la promoción de aspectos elementales para su desarrollo. Priorizar las cifras macroeconómicas a costa de la desinversión social no sólo es ponerse la soga al cuello en términos políticos, como se evidenció en las protestas de Chile (2019), Ecuador (2019) y Colombia (2019 y 2021), sino que también es frenar el desarrollo de una nación.
El presidente Lasso debe empatizar con la ciudadanía tener una lectura clara del país; debe planificar y promulgar políticas públicas reales y eficientes, principalmente en materia social (educación y salud), y ha de hacer (le guste o no) política, y con otros actores. Al menos durante su primer año, al Gobierno del encuentro le ha falta mucho para encontrarse.