En junio de 1961, Fidel Castro pronunció el discurso Palabras a los Intelectuales, en el que lanzó la pregunta: "¿cuáles son los derechos de los artistas revolucionarios? dentro de la Revolución todo; fuera de la Revolución, ningún derecho". Sesenta años más tarde, su amenaza sigue vigente.
Los artistas siempre han presentado resistencia y oposición, pero desde 2017 se convirtieron en los críticos más poderosos.
En 2016, Yunior García Aguilera escribe la obra teatral Jacuzzi. Uno de los personajes expresaba sus miedos: "Este Alejandro que está aquí, que todo el mundo dice que es valiente… tiene miedo. Tengo miedo a la inercia... Tengo miedo de quedarme callado y de que el día de mañana mi hijo me lo reproche" (
Cibercuba, 2021). Carlos Cedrán, quien había recibido el Premio Nacional cubano de teatro en 2015, presenta un año más tarde la obra
Diez Millones, que narra el fracaso de la zafra de los 10 millones de toneladas de azúcar de 1970. (León, 2016). En 2017, la dramaturga Agnieska Hernández presenta
Harry Potter: se acabó la magia, una sátira que comienza con la frase: "A cagar albañiles, que se acabó la mezcla".
El arte, especialmente el teatro, era una válvula de escape permitida por el régimen para expresar la frustración con los fracasos de la Revolución (
Del Río, 2017).
Quizás como respuesta a esa válvula de escape, el Gobierno suspende en 2017 la Bienal de la Habana, posponiéndola a 2018, alegando razones relacionadas con los destrozos del huracán Irma de aquel año.
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Un artista, Luis Manuel Otero Alcántara, reacciona a la suspensión y convoca la #00Bienal, que se celebró en mayo de 2018. La reacción gubernamental es el decreto 349, que establece, para que los artistas puedan presentar su trabajo, la aprobación del Gobierno (Juriscuba, 2018).
En respuesta al decreto se crea el Movimiento San Isidro (MSI), que rápidamente se convierte en el blanco de la represión. Entre sus creadores, Luis Manuel está preso, Yanelys Nuñez reside en Madrid, Iris Ruiz se encuentra en Estados Unidos; Tania Bruguera sale hacia Estados Unidos como condición del régimen para liberar a Hamlet Lavastida en 2021.
El MSI quiere impedir que el decreto 349 entre en vigor y pretende un diálogo entre los artistas independientes y el Gobierno. Luis Manuel comienza a utilizar en Twitter la etiqueta '#estamosconectados'.
La llegada de internet había quebrado el monopolio informativo del régimen. Aun encarcelado, las protestas de Luis Manuel tienen una fuerte repercusión internacional, tanto que el año pasado la revista
Time lo destaca como una de las 100 personalidades más influyentes.
En febrero de ese año, se conoce la canción Patria y vida. Hace referencia a la frase revolucionaria "Patria o muerte, venceremos", referencia a su vez del régimen cubano.
Patria y vida se ha convertido en un himno de las protestas sociales. Sus versos representan el sentimiento de muchos cubanos: "No más mentiras, mi pueblo pide libertad, no más doctrinas. Ya no gritemos
patria o muerte sino
patria y vida".
El 18 de mayo de 2021 Maykel, uno de los autores de la canción, es detenido. El Grupo de Trabajo para la Detención Arbitraria de Naciones Unidas documenta que Maykel "desde el 14 de diciembre de 2019 hasta el 18 de mayo de 2021, ha sido detenido 121 veces... Ello, por haber filmado un operativo policial en la vía pública, con su teléfono móvil y haberse negado a entregarlo a la Policía (…)". (
Cubalex, 2020).
El 9 de noviembre del 2020, el rapero Denis Solís, miembro del MSI, es también detenido en su casa y condenado posteriormente a ocho meses de cárcel por el delito de desacato. Al conocerse esta condena, miembros del MSI comienzan a ir diariamente a la estación de Policía de las calles Cuba y Chacón, a leer poesía.
El 18 de noviembre, algunos miembros del MSI inician una huelga de hambre. Reclaman la libertad de Solís y el cierre de las tiendas de Moneda Libremente Convertible (negocios donde sólo se puede comprar en divisas. La Tarea Ordenamiento había hecho que la mayoría de los cubanos, que disponen de pesos y no tiene acceso a aquéllas, hubieran perdido poder adquisitivo). El 26 de noviembre, la Policía se lleva presos a los huelguistas (
Fernández, 2020). Alrededor de 300 artistas se concentran en las puertas del Ministerio de Cultura (Mincult) para exigir el cumplimiento de sus derechos y libertades. Un grupo reducido puede reunirse con el viceministro de Cultura. Los artistas demandan la revisión y transparencia del proceso judicial contra Solís, el cese del hostigamiento y la difamación por parte de los medios oficiales cubanos contra el MSI, libertad de expresión y de libre creación, no más violencia policial y no más odio político.
Al salir de la reunión Yunior García Aguilera, Katherine Bisquet y Tania Bruguera informan a las más de 500 personas que los esperaban de haber logrado el objetivo principal: ser escuchados y un compromiso de obtener respuestas. El 4 de diciembre, el Ministerio de Cultura informa de que no dialogaría con los que denigran la obra cultural de la Revolución. El 27-N es un punto de inflexión, los jóvenes artistas creían que el diálogo era posible. Pero el Gobierno demuestra que había sido una farsa.
Covid-19 + crisis alimentaria + 'artivismo' = 11 de Julio
Ante el agravamiento de la pandemia, los cubanos comienzan a pedir un corredor humanitario mientras el Gobierno sólo responde culpando, como es habitual, al embargo norteamericano.
En Twitter empieza a circular la situación sanitaria de la provincia de Matanzas (#SOSMatanzas y #SOSCuba). La realidad es que los cubanos expresaban su preocupación por la Covid-19 y por las interminables colas para adquirir artículos básicos en alimentación, productos sanitarios y medicamentos.
De ahí, las protestas del 11-J comienzan espontáneamente en San Antonio de los Baños. Luego se suman numerosas ciudades. Miles de cubanos muestran su descontento. Gritan "Patria y Vida" y "Libertad". La represión es captada por móviles, que logran fotografiar o grabar los golpes que reciben los ciudadanos.
Gracias a los vídeos en las redes sociales se puede identificar a los grupos que estaban a cargo de la represión. Algunos medios no han dudado en asegurar que los militares han participado en esa represión (El Nuevo Herald 2021). Lo publicado rompe esa histórica fantasía sobre las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) como parte del pueblo, al que nunca reprimirían.
No matan, pero no dejan vivir
En una entrevista que realizamos en La Habana en 2018, un joven remarca la diferencia entre la dictadura cubana y las dictaduras militares de América Latina en los años 70: "No matan, pero no dejan vivir". La represión gubernamental ha desarticulado a los
artivistas. Presos, desterrados o exiliados, no han encontrado la forma de confrontar exitosamente al Gobierno, que sigue en ese limbo
gramsciano en el que el régimen moribundo sigue respirando y el nuevo régimen no termina de nacer.
El Gobierno incrementa su poder con una nueva ley, aprobada en mayo de 2022, que controla estrictamente los contactos no autorizados con organizaciones e individuos extranjeros, impone penas a quienes brinden información a organizaciones internacionales y prohíbe explícitamente la financiación procedente de fuera del país.
Uno de los problemas más importantes con que se encuentran los opositores es cómo demoler el mito de la Revolución que, con Fidel y el Che, se enfrentó al imperio americano. Por ejemplo, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, tras las protestas y la represión del 11 de Julio, sólo se atreve a decir que "es evidente que Cuba no es una democracia" (Caro, 2021).
Los artivistas han sido desarticulados, pero el Gobierno tendrá que afrontar, tarde o temprano, la muerte de Raúl Castro, que abrirá distintos escenarios. Ante su fallecimiento, se producirá una lucha por el poder. ¿Seguirán los militares-gerentes dominando la economía, la represión y la política? ¿Mantendrán a Miguel Díaz-Canel como presidente o pelearán por reemplazarlo por un miembro de las FAR o un personaje como Luis Rodríguez López Calleja, ex yerno de Raúl Castro y jefe de Grupo de Administración Empresarial, Gaesa? ¿Hay militares dialogantes, preparados para una transición? ¿Podrán gobernar cuando Castro ya no esté para legitimarlo, si las FAR o Gaesa no responden? ¿O se convertirá en un títere de López Calleja?
Actualmente, el Gobierno no escucha las palabras de los jóvenes cubanos; los destierra. Los líderes democráticos de América Latina y Europa tampoco los escuchan.
Debiera ser una obviedad que los presos, exiliados, desterrados y los que aguantan en silencio las carencias cotidianas son más importantes que los mitos de los años 60.