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La transición, sin ley climática, de Eslovaquia

Veronika Oravcová

10 mins - 21 de Junio de 2022, 14:17

Las políticas de la UE para luchar contra el cambio climático y convertirse en líder mundial en este terreno han intensificado el debate sobre cómo alcanzar estos objetivos también en sus estados miembros, incluida Eslovaquia. Esta discusión se ha producido especialmente en los últimos años gracias, también, a un mayor interés público sobre las cuestiones climáticas y medioambientales. Por ejemplo, uno de los movimientos más visibles, '#klímaťapotrebuje' (El clima te necesita), entregó al Parlamento eslovaco una petición firmada por más de 130.000 personas en la que se reclamaba una aceleración de la transición ecológica declarando la emergencia climática, logrando la neutralidad climática para 2040 y estableciendo medidas específicas. Aunque aún no cuenta con una ley climática específica, Eslovaquia, junto con el resto de los estados miembros, se ha comprometido a lograr la neutralidad climática para 2050. 

Para ello, es crucial actualizar la estrategia de bajas emisiones de carbono (la actual fue aprobada por el Parlamento en febrero de 2020 y no refleja las mayores ambiciones europeas para 2030) e identificar claramente los objetivos o las medidas concretas en varios sectores con un plazo determinado. El país cuenta con varias estrategias sectoriales destinadas a la descarbonización y a la reducción de las emisiones, pero existe una escasa coordinación entre los ministerios responsables de la agenda relacionada con el clima y falta una visión clara de cómo lograr la neutralidad. De hecho, la falta de políticas y medidas específicas también fue criticada por la Comisión Europea en la evaluación del Plan Nacional de Energía y Clima (NECP). Y ello aunque Eslovaquia es uno de los países que ha declarado una mayor ambición en la reducción de emisiones para 2030 (del 20% frente al 12% resultante del Reglamento de reparto del esfuerzo), pero no ha evaluado si las políticas y medidas comunicadas son suficientes para alcanzar los objetivos.
 
Tabla 1.- Objetivos energéticos y climáticos para 2020 y 2030 en Eslovaquia
Fuente: la autora, basada en datos de la Comisión Europea.

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Priorizar la nuclear como fuente de bajas emisiones
Esta energía siempre ha sido una prioridad de los distintos gobiernos en los esfuerzos de descarbonización. Aunque se había considerado siempre una fuente doméstica, la invasión rusa en Ucrania ha puesto sobre la mesa la dependencia del combustible nuclear; que es, como el gas natural y el petróleo, importado de Rusia. Eslovaquia tiene dos centrales en funcionamiento con cuatro reactores en Jaslovské Bohunice y dos reactores en Mochovce, y todos ellos utilizan combustible de esa procedencia, de la empresa TVEL. Ésta ganó este contrato en 2018, al presentar una oferta más barata que la empresa estadounidense Westinghouse, y vence en 2026, con la posibilidad de una prórroga hasta 2030. Sin embargo, en la actualidad el precio ya no es el único criterio para el Gobierno, y existen intensos debates sobre la necesidad de diversificar el  acopio de combustible nuclear y deshacerse de la dependencia energética de Rusia.

Además, Eslovaquia lleva tiempo intentando terminar otras dos unidades de la central nuclear de Mochovce que, según los planes originales, debían haber entrado en funcionamiento en 2012 y 2013. El retraso no se debe sólo a unas normas de seguridad más estrictas, sino también a la corrupción, factores que se han traducido en una inversión mucho más cuantiosa que la prevista originalmente: ya ha superado los 6.200 millones de euros, frente a los 2.800 millones presupuestados inicialmente.

La energía nuclear representa alrededor del 55% de la producción de electricidad y, tras la puesta en marcha de las dos unidades citadas, alcanzaría alrededor del 75%, lo que dejaría el resto para las renovables (principalmente, hidráulica). Mientras que la preferencia gubernamental para cumplir los objetivos climáticos es la nuclear, el apoyo a las renovables es más complicado. El Plan Nacional de Energías Renovables destaca incluso que, tras la puesta en funcionamiento de dos unidades en Mochovce, "será difícil, incluso imposible, aumentar la cuota" de estas últimas "por encima del objetivo propuesto en el sector de la generación de electricidad".  
 
Gráfico 1.- Producción de electricidad en Eslovaquia (2021)
Fuente: Okte.

De hecho, Eslovaquia fijó su objetivo para 2030 en un 19,2% de cuota de renovables en el consumo final de energía, en lugar del 24% recomendado por la Comisión Europea. Ya venía arrastrando dificultades para cumplir incluso su objetivo para 2020 (el 14%), pero todo cambió súbitamente una vez se corrigieron las cifras sobre el uso de la biomasa y se superó incluso el umbral (16%, ver gráfico de abajo). La corrección se debió a un cambio en la metodología utilizada para calcular el uso de esta fuente para incluir a los hogares y a las pequeñas empresas, que antes no formaban parte de las estadísticas oficiales ni de los informes de Eurostat. Gracias a este cambio, el país tiene fácil alcanzar el objetivo para 2030, aunque está lejos de ser ambicioso. Cabe preguntarse si Eslovaquia aumentará el objetivo de forma sustancial en el marco de la revisión de su PNEC para 2023 y también a la luz del paquete Fit for 55 y del plan REPowerEU, que propone aumentar aún más la cuota renovable hasta el 45% en la UE. 

Eslovaquia sigue a la zaga en materia de energía solar y eólica. La producción de la segunda es casi nula (hay pocos aerogeneradores) y la primera representa menos del 3% de la producción de electricidad. Pero el contexto de altos precios de la energía y, también, los cambios legislativos han suscitado un mayor interés  las instalaciones fotovoltaicas de los hogares y las empresas. Además, existe un potencial inexplorado respecto a la geotérmica en el sistema de calefacción urbana que ayudaría no sólo a la descarbonización, sino también a reducir la dependencia de las importaciones de gas. 
 
La contaminación atmosférica como problema persistente
Los lentos avances en la descarbonización son visibles en los problemas persistentes de la calidad del aire, que sigue siendo uno de los principales retos medioambientales. Aunque el país ha experimentado un descenso significativo de la contaminación desde 1990, este cambio se ha producido principalmente por el cierre de la industria pesada, como la armamentística o la metalúrgica, y no por la introducción de políticas eficaces. A pesar de algunos avances positivos, el país sigue enfrentándose a altos niveles de contaminación, que tienen un gran impacto en la salud, la naturaleza y la economía: se calcula que causa 5.000 muertes prematuras al año. Hay varios responsables: la calefacción residencial, el transporte por carretera, las centrales eléctricas de carbón y la industria. 
 
Gráfico 2.- Consumo de energía final por sectores (en miles de toneladas equivalentes de petróleo)
Fuente: Eurostat.
 
Los contaminantes se encuentran sobre todo en los lugares donde abunda  la calefacción residencial con combustibles sólidos, especialmente durante la temporada de calefacción en la zona de montaña con buen acceso a la leña. El Ministerio de Medio Ambiente estima que hay aproximadamente 350.000 hogares con calderas de combustible sólido, de los cuales 120.000 funcionan con máquinas de más de 30 años. Por ello, la renovación compleja de las viviendas familiares es también una parte importante del Plan de Recuperación eslovaco, que prevé actuar sobre unos 30.000 hogares, con una subvención de hasta 19.000 euros por hogar.

El transporte por carretera también tiene un impacto significativo en la contaminación del aire, especialmente durante el invierno. Eslovaquia es uno de los países de la UE que importa coches diésel más antiguos, lo que empeora aún más la situación. La edad media del parque automovilístico en 2020 era de 14,3 años, por encima de la media de la UE (11,8 años). Estos aspectos son cruciales en el debate sobre la propuesta del paquete Fit for 55 de ampliar el régimen de comercio de derechos de emisión al sector del transporte y la construcción, en el que Eslovaquia esgrime el mayor riesgo de pobreza energética. 


 
A diferencia de otros países de Europa Central como Chequia, Alemania o Polonia, para Eslovaquia no es tan difícil eliminar el carbón. El nacional no es competitivo y el sector depende en gran medida de las subvenciones estatales. El año 2018 fue un hito crucial para la industria minera del carbón eslovaca, ya que el ministro de Economía anunció el fin de las subvenciones a este sector en 2023. La resolución fue aprobada un año después. La región minera del carbón del Alto Nitra participa en los proyectos de transición apoyados por la Comisión Europea. 

La seguridad energética, de nuevo en el punto de mira
Tras la invasión rusa de Ucrania, los debates sobre la descarbonización están a la sombra de las preocupaciones sobre la seguridad energética, ya que Eslovaquia depende casi por completo del gas natural, el petróleo y el combustible nuclear rusos. El país tiene la segunda infraestructura de gas más concentrada en términos de gasoductos desarrollados en zonas residenciales (Holanda es la primera). Este debate no es del todo nuevo, ya que Eslovaquia fue uno de los países de Europa Central y Oriental que en 2009 padeció el cese total del suministro de gas natural a través del gasoducto de la Hermandad, con una pérdida estimada de más de 1.000 millones de euros en la economía eslovaca. La razón por la que el país se vio ampliamente afectado por el cese de los suministros fue la falta de infraestructuras, ya que el gas circulaba en una sola dirección (de este a oeste). La crisis del gas cambió también la actitud de los líderes políticos de la región, que empezaron a impulsar proyectos de diversificación para aumentar la seguridad energética y crear nuevos proyectos de infraestructuras. La mejora ha permitido a Eslovaquia acceder a la terminal polaca de GNL de Świnoujście y a la terminal croata de la isla de Krk.

Sin embargo, esta vez la situación es diferente y el debate en Eslovaquia (así como en otros países de la UE, especialmente en Europa Central) se centra en el corte del suministro energético ruso. Este debate tiene dos vertientes: por un lado, el país intenta diversificar el suministro y encontrar proveedores alternativos de gas natural y petróleo, ya que la principal refinería, Slovnaft, ha estado procesando petróleo ruso; y por otro, la nueva situación geopolítica ha intensificado los debates sobre la aceleración de un mayor despliegue de las energías renovables nacionales y las medidas de eficiencia energética. El papel del gas natural en la descarbonización se debatió también en años anteriores, pero la nueva realidad exige también soluciones a corto plazo sobre cómo sustituirlo. Existe un potencial para desarrollar la energía geotérmica y solar, así como los biocombustibles, y para acelerar la renovación de los edificios públicos.
 
(Aquí, la versión original en inglés)
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