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José Manuel Vidal (Efe)

Se consolida la transferencia de voto entre bloques ideológicos

Andrés Santana

20 de Junio de 2022, 18:01

Durante unos años, las transferencias de voto tenían lugar casi exclusivamente dentro de cada bloque ideológico, sin que hubiera apenas trasvases entre partidos de izquierdas y de derechas. Aunque no tenemos aún cuestionarios post-electorales de las elecciones andaluzas, es evidente que estamos ya en una nueva era en la que vuelve a haber transferencias significativas de voto entre bloques. Empezó en las elecciones catalanas de febrero de 2021, con lo que no es una cosa de una única elección sino, más bien, una tendencia que posiblemente se irá consolidando en las próximas competiciones electorales.

En las elecciones catalanas, hubo transferencias importantes de Ciudadanos al PSOE (PSC). Los votantes anti-secesionistas habían dejado de confiar en la marca Cs, y no había ninguna alternativa potente en la derecha para tomar el relevo (en 2017, el PP había obtenido sólo un 4,2% de los votos y cuatro de los 135 escaños; Vox ni siquiera se había presentado). El PSOE fue muy hábil y se presentó como la oposición a los partidos independentistas, algo que se evidenció incluso a la hora de seleccionar al candidato (un ministro del Gobierno central). 

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La apuesta tuvo éxito y muchos votos de ciudadanos anti-independentistas migraron de bloque, gracias a lo cual el PSOE pasó de cuarta a primera fuerza política de la segunda región más poblada del país. De hecho, como se puede observar en la Tabla 1, la brecha entre los principales partidos no secesionistas de derecha e izquierda era de 8,3 puntos porcentuales favorable a la derecha en 2017, y cuatro años después pasó a ser de 12,8, pero en sentido inverso, es decir, favorable a la izquierda.
 
Tabla 1.- Resumen de los resultados de las últimas dos elecciones autonómicas catalanas
Nota: los partidos con un asterisco sólo compitieron en 2021.
 
Tres meses después, en las elecciones madrileñas de mayo de 2021, volvió a haber trasvase de votos entre bloques, pero esta vez del PSOE al PP. Hubo ex votantes socialistas satisfechos con la gestión de Isabel Díaz Ayuso (incluida su gestión de la pandemia) y descontentos con la gestión del Gobierno central que cruzaron el río y votaron a la candidata popular. De hecho, como se puede observar en la Tabla 2, la brecha entre los principales partidos de derecha e izquierda en Madrid aumentó de tres puntos porcentuales a 16,4 en estos dos años.​
 
Tabla 2.- Resumen de los resultados de las últimas dos elecciones autonómicas madrileñas

Ahora, otro año más tarde, parece evidente que en las andaluzas de junio de 2022 también ha habido trasvase del PSOE al PP. No puedo asegurarlo, pero es difícil que no sea así viendo los resultados por municipios (los populares han obtenido victorias incluso en feudos históricos de la izquierda) o teniendo en cuenta que los socialistas bajan al mismo tiempo que lo hace el espacio a su izquierda. Así, como se aprecia en la Tabla 3 los partidos de la izquierda han pasado en conjunto de un 44,1% de los votos y 50 escaños a un 36,4% y 37 escaños. En consonancia, la brecha entre los principales partidos de derecha y de izquierda ha pasado de 5,9 puntos porcentuales a 23,5. 

Cuando salgan los cuestionarios post-electorales comprobaremos si esta intuición es correcta y estos trasvases de voto entre bloques han tenido efectivamente lugar. Asumiendo que es así, de nuevo se deberían a la valoración de la gestión de ambos partidos: hay antiguos votantes del PSOE que valoran mejor la gestión de Juanma Moreno que la del Gobierno central o que la gestión más reciente del PSOE en Andalucía. Los datos de algunas encuestas electorales sobre la valoración de lo hecho por Moreno apuntan precisamente en esta dirección.
 
Tabla 3.- Resumen de los resultados de las últimas dos elecciones autonómicas andaluzas
Nota: los partidos con un asterisco sólo compitieron en 2021.

En conclusión, todo indica que se consolida una nueva era en la que vuelve a haber fluidez en el voto a partidos de ambos bandos ideológicos; en concreto, una era en la que las valoraciones de la gestión de los gobiernos son una razón suficiente para arremangarse los pantalones y cruzar el río que separa a los partidos de los distintos bloques ideológicos.
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