-
+
Pool (Reuters)

La super-mayoría conservadora de la Corte Suprema va a por todas

Isabella Alcañiz

5 mins - 6 de Julio de 2022, 10:00

La super-mayoría conservadora de la Corte Suprema de Estados Unidos está cebada. En sólo unos pocos días, sus fallos han revertido radicalmente protecciones y derechos establecidos hace décadas. Sus decisiones reflejan la lista de deseos más ambiciosa del Partido Republicano y los conservadores del país.
 
La anulación del derecho al aborto es tal vez la decisión reciente más conocida. Como muchos lectores sabrán, la Corte Suprema acaba de emitir un fallo que revoca Roe v. Wade, el caso que legalizó el aborto a nivel nacional en 1973. Pero no es el único. En los últimos días de junio –sólo por mencionar algunas de las decisiones más importantes– la Corte máxima de Estados Unidos ha restringido el derecho de las escuelas públicas a defender el Estado laico, pronunciándose a favor de un maestro de una escuela estatal que guiaba a sus estudiantes en un rezo cristiano durante partidos y entrenamientos. También ha revocado una ley de 108 años de antigüedad que regulaba y limitaba la libre portación de armas de fuego en el Estado de Nueva York. Por último, los jueces conservadores de la Corte se impusieron en una decisión que le quitó a la Agencia de Protección Ambiental federal (EPA) el poder para regular las emisiones de dióxido de carbono de las centrales eléctricas. En todos estos casos la decisión fue 6-3, con la mayoría ultra-conservadora decidiendo el fallo ganador.
 

[Recibe los análisis de más actualidad en tu correo electrónico o en tu teléfono a través de nuestro canal de Telegram]

Asombra la enorme brecha que existe entre la Corte y el Partido Republicano, por un lado, y la mayoría de la ciudadanía de Estados Unidos, por el otro
. Las encuestas muestran una y otra vez que la mayoría de la población apoya el derecho al aborto legal, prácticamente sin (o con muy pocas) restricciones. Lo mismo sucede con la separación de religión y Estado (aun cuando la religión en cuestión sea la cristiana).

El fallo contra el Estado de Nueva York –que impedirá a los gobiernos locales regular el hecho de portar armas de fuego en lugares públicos, incluyendo estadios deportivos, discotecas, y cines– fue emitido en el medio de una (renovada) epidemia de tiroteos masivos. Esta nueva ola de violencia incluye a la masacre de Buffalo del 14 de mayo, donde el homicida racista buscó matar a personas afro-descendientes y asesinó a 10 personas en un supermercado. También la masacre de Uvalde del 24 de mayo, donde el tirador entró a una escuela primaria y asesinó a 19 niñas y niños y a dos maestras. Las encuestas muestran nuevamente que una mayoría de la ciudadanía desea mayor regulación de las armas de fuego por parte del Gobierno. Lo mismo con la regulación ambiental; la mayoría de los estadounidenses la apoya.
 
En todos estos casos, los dictámenes de la Corte Suprema caen por fuera de la política ordinaria y remiten a un momento pasado de la sociedad cuando muchos de los derechos cercenados hoy no habían sido aún conquistados.
 
Que vendrá
El nuevo realineamiento ideológico de la Corte traerá numerosas y profundas consecuencias sobre la democracia y el sistema político del país. Por ejemplo, el Tribunal ya ha aceptado considerar el año que viene un desafío a los derechos electorales presentado por el Estado de Carolina del Norte. Un fallo a favor del estado podría dar total control del trazado de los distritos electorales y los procedimientos de votación a las legislaturas estatales. En los estados rojos, o de mayoría republicana, esta decisión supondría una restricción aún mayor al voto de ciudadanos pobres, afro-americanos y latinos.


 
Una última lección que nos deja los últimos actos de la Corte Suprema estadounidense es que las elecciones tienen consecuencias. Su blindaje ultraconservador es el resultado de los tres nombramientos que hizo Donald Trump en sólo cuatro años de Presidencia. Estos tres jueces son también de los más jóvenes (junto con la nueva integrante de la Corte nombrada por el presidente Biden, la jueza Ketanji Brown Jackson). Esto garantiza que la mayoría conservadora continuará muchos años restringiendo derechos –aunque sean apoyados por una mayoría de la ciudadanía estadounidense–.
 
El juez ultra-conservador Clarence Thomas [entre los sentados en la foto, el segundo por la izquierda] entiende esta oportunidad mejor que nadie. En el fallo que revocó Roe v. Wade, exhortó a la Corte para que vuelva a examinar otros casos ya juzgados. En su escrito, el juez mencionó concretamente tres decisiones pasadas con las que se habían garantizado derechos sociales a nivel nacional y que él cree debieran ser revisados: (1) el derecho a acceder y usar anticonceptivos, (2) el derecho a tener relaciones íntimas con una persona del mismo sexo y (3) el derecho a casarse con una persona del mismo sexo.

La mención de estos tres casos no es sólo una expresión de deseo de la ultraderecha religiosa de Estados Unidos que el juez Thomas representa. Más concretamente, sirve como una señal clara a los legisladores de los estados más conservadores y radicales: que si quieren intentar pasar leyes que prohíban los anticonceptivos (empezando con los abortivos) o que restrinjan los derechos a la intimidad, privacidad, y matrimonio de las personas LGTB+, esta Corte los escuchará; con simpatía. Que vayan por todo.
¿Qué te ha parecido el artículo?
Participación