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HANDOUT (REUTERS)

El Pacífico, azul y en tablas

Águeda Parra Pérez

5 mins - 11 de Noviembre de 2022, 07:00

No hay estrategia económica, de impulso tecnológico, o de fortalecimiento de la política de defensa y seguridad que no pase por el Indo-Pacífico en la actual agenda estratégica de Washington. Con la firma en mayo de la iniciativa Marco Económico del Indo-Pacífico para la Prosperidad, conocida en inglés como IPEF (Indo-Pacific Economic Framework for Prosperity), Estados Unidos conseguía atraer hacia su tablero económico a un grupo amplio de países, más allá de los grandes aliados tradicionales de la región. La incorporación de las islas Fiji al grupo de países fundadores situaba a una isla del Pacífico Sur en un mismo foro junto a los países asiáticos. Comenzaba a ampliarse el enfoque estratégico.

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Acelerar la cohesión de Washington con la nueva geometría asiática ha requerido una apretada agenda de reforzamiento de alianzas. La reconexión con India a través de la alianza Quad, con los países ASEAN en una cumbre especial, y con la élite asiática en la fabricación de chips, incorporando a Taiwán por primera vez en el diálogo de estrategias del Indo-Pacífico, han definido el nuevo esquema de vinculación económica y tecnológica con la región. El Pacífico ha protagonizado también un renovado enfoque en la estrategia de seguridad y defensa de Washington.

El Pacífico ha ido fortaleciendo sus vínculos con Pekín al mismo ritmo que ha ido perdiendo presencia en la agenda estratégica de Washington. La atención prestada por Estados Unidos a otros planos geoestratégicos lejos del Pacífico durante las últimas dos décadas ha permitido a China ir desplegando diplomacia en la región con iniciativas que han fortalecido los vínculos bilaterales, han intensificado las relaciones de comercio y han iniciado una nueva etapa de alianzas de seguridad en uno de los puntos de mayor tensión y protagonismo en la historia reciente.

Cada iniciativa de Washington está dando respuesta a una anticipada estrategia del gigante asiático que ha priorizado Asia y el Indo-Pacífico como potencia regional dominante, pero con ambición global. De hecho, el nivel de integración con la región alcanza el punto que hasta países como Palaos tiene al gigante asiático como principal socio inversor mientras mantiene el reconocimiento diplomático de Taiwán.

La iniciativa IPEF, y la recientemente presentada Estrategia para el Pacífico, buscan contrarrestar el peso de China en la región. La primera, dando respuesta al mayor acuerdo de libre comercio del mundo, conocido en inglés como RCEP, y donde China es el mayor socio comercial, y la segunda, como contrapeso a la alianza de seguridad alcanzada por Pekín con las islas Salomón como parte del despliegue de la Ruta de la Seda a finales de marzo.



Los 2.000 kilómetros que separan las islas Salomón de Australia han puesto en alerta al socio de Washington que mayor influencia desplegaba en la región, y la respuesta no se ha hecho esperar en forma de iniciativa diplomática dotada con 810 millones de dólares. La negociación, sin embargo, ha puesto de manifiesto cómo divergen las prioridades de cada parte. Mientras para Washington el acuerdo entra en la agenda de seguridad, para las islas del Pacífico es una cuestión de supervivencia, se trata del cambio climático.

La cumbre de Estados Unidos y las Islas del Pacífico ha acercado a muchos de estos países por primera vez a Washington, que pasan ahora a ser una pieza clave en el puzzle de alianzas. Tras décadas de ausencia estadounidense en la región, el escepticismo sobre el acuerdo es patente entre todas las islas del Pacífico que esperan un compromiso con sus propios intereses, con resultados reales, y no mera financiación de promesas. Sin embargo, lo más inmediato será reforzar la presencia diplomática en la región, pasando de seis a nueve embajadas con la nueva ya planificada en las islas Salomón y los dos posibles puestos diplomáticos en Tonga y Kiribati.

Aunque las islas del Pacífico coinciden en considerar que el paquete económico es insuficiente, este avance permite a Estados Unidos nivelar el equilibrio de poder en el Pacífico, además de mejorar su seguridad económica y nacional. Un triunfo para la diplomacia estadounidense que conseguía cerrar un acuerdo que ya antes había intentado China con diez de estos países hace 5 meses sin éxito, y que la administración Biden ha conseguido llevar a su terreno gracias a la mayor disposición de negociar bajo la modalidad del Foro de las Islas del Pacífico.

Estados Unidos tiene ahora por delante el importante reto de conseguir cambiar las percepciones entre las islas del Pacífico. Pasar a la acción en los compromisos económicos es lo que espera la región. Mientras tanto, la acelerada agenda estratégica de Washington en el Indo-Pacífico no parece captar la reacción de una Unión Europea en pleno, más allá de los esfuerzos de Francia por sus propios intereses, por avanzar en los objetivos de la Estrategia del Indo-Pacífico presentados hace un año. Las aspiraciones de Europa de alcanzar una autonomía estratégica y una autonomía tecnológica necesitan de un enfoque estratégico que también pase a la acción.

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