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EL PAÍS

¿Los coches eléctricos siguen siendo más baratos que los de gasolina y diésel?

Fabian Sperka

5 mins - 24 de Noviembre de 2022, 07:00

Incluso aunque comprar un coche eléctrico siga siendo más caro que uno de gasolina, hace ya tiempo que los coches eléctricos de batería resultan más baratos en términos generales. Esto se debe principalmente a que la recarga es mucho más económica que el repostaje, por lo que un VE se amortiza en un plazo de dos años de uso. Esto es un hecho irrefutable, o al menos lo era hasta hace poco.

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La crisis energética, que se inició en 2021 con la flexibilización de las restricciones derivadas del Covid y que se aceleró a ritmo vertiginoso cuando Rusia comenzó su terrible asalto a Ucrania, sacude Europa con fuerza.  Los intentos por parte de Rusia de chantajear a Europa con cortes de suministro no solo nos hacen temblar de miedo ante el invierno que se avecina, también están poniendo los precios de la electricidad por las nubes. Esto se debe a la gran proporción de gas que se utiliza para la generación de energía. Por su parte, el suministro de petróleo se ha visto menos afectado y muchos países europeos ya ofrecen subvenciones a la gasolina y el diésel.

Las cifras son escalofriantes: en septiembre, un hogar europeo medio pagaba un 72 % más por cada kWh de electricidad que el año anterior. En cambio, a la hora de repostar, los precios de los combustibles han experimentado un aumento menor gracias a las generosas subvenciones de los gobiernos: del 36 % en el caso del diésel y del 15 % en el caso de la gasolina. 



Este aumento sin precedentes en el precio de la electricidad hace que se cuestione si recargar sigue siendo más barato que repostar. Algunos incluso vaticinan que la transición hacia la electromovilidad se detendrá repentinamente.

Pero atendiendo a los hechos, ¿es la situación realmente tan alarmante? 

La respuesta corta es no. Incluso en medio de una alteración del mercado sin precedentes, la recarga sigue siendo de media más barata que el repostaje. 

La respuesta larga no es tan sencilla.

Las subvenciones a los impuestos sobre el combustible son uno de los motivos por los que los precios del diésel y la gasolina no son tan altos. Tras la invasión rusa de Ucrania y la subida inicial de los precios de ambos, muchos países empezaron a reducir artificialmente lo que el consumidor final tendría que pagar mediante cuantiosas subvenciones. Los países de la UE gastarán más de 27.000 millones de euros este año para reducir el precio por litro en más de 30 céntimos en algunos casos. En algunos países, esto ha devuelto los precios a niveles de antes de la crisis, e incluso por debajo de estos.

La recarga eléctrica puede resultar más cara que la de gasolina o diésel si se realiza en un dispositivo de carga súper rápida de una autopista muy transitada. Sin embargo, recargar en un cargador lento de corriente alterna costará, incluso a día de hoy, una mínima parte de lo que se paga por llenar el depósito de un coche, más aún si contamos con una suscripción mensual o anual. 

Es más, la diferencia es aún mayor si lo comparamos con la carga privada, ya que, según la Comisión Europea, el 90 % de los VE se cargan en casa, en el trabajo o en otros puntos de carga privados,  y esta modalidad de carga es normalmente la más barata de todas. 

Un lleno del depósito de gasolina sigue siendo un 80 % más caro que la recarga completa de un VE
De acuerdo a una comparación llevada a cabo por T&E entre el precio de la electricidad que pagan los hogares de las capitales europeas (los precios actualizados a nivel nacional no están disponibles) y el precio semanal de la gasolina y el diésel, recorrer 100 km con un coche eléctrico medio cargado en casa costaba en septiembre de 2022 unos 6,50€. De media, conducir esta misma distancia con un coche diésel resultaba un 50 % más caro y el porcentaje aumenta hasta un 80 % en el caso de los coches de gasolina.

 

Pero esto no funciona igual en todos los países. Por ejemplo, Italia o Alemania, que se sitúan entre los que más pagan de toda Europa por la electricidad, apenas perciben estas diferencias por el momento, por lo menos en lo que respecta al diésel y a los eléctricos. Por su parte, las personas que conduzcan en España aún pueden ahorrar hasta un 117 % si recargan en lugar de repostar. En Polonia, el ahorro derivado de conectarse a la red eléctrica en vez de al surtidor escala hasta un asombroso 170 %. 

Aunque esta comparación se basa en el precio medio de la electricidad en cada urbe, merece la pena recordar que la recarga de los coches eléctricos se realiza generalmente en las horas valle de la noche, por lo que a los muchos consumidores que cuentan con una tasa de consumo diferente entre el día y la noche les sale más barato. 

A largo plazo, la energía renovable resulta más barata
La subida de precios actual se debe a la excesiva dependencia que tiene Europa de los combustibles fósiles en general, y del gas ruso en particular. La solución más adecuada pasaría por un incremento sin precedentes de las fuentes de energía renovable, lo que no solo desinflaría los precios de la electricidad a medio y largo plazo, sino que también representaría la única forma realista de que Europa pueda garantizarse el suministro energético en el contexto de un ambiente geopolítico cada vez más impredecible.


 
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