Con carácter general, en el mundo económico y empresarial, se tiende a minimizar las oportunidades comerciales y de inversión de África y a maximizar sus riesgos. Por ello, es probable que los datos que se van a citar a continuación sorprendan al lector. Porque muy poca gente piensa en África como continente de oportunidades.
Para empezar, África es una potencia demográfica. En la actualidad, es el segundo continente más poblado de la Tierra. Para 2025, se espera que cuente con más de 1.500 millones de habitantes y que su población continúe creciendo a buen ritmo hasta el año 2.100, en contraste con lo que sucederá en la otra gran potencia demográfica, Asia, como puede apreciarse en el gráfico 1. Por países, para el año 2.100, se espera que 5 de los 10 países más poblados a nivel mundial sean africanos, como se aprecia en el gráfico 2. Nigeria, con casi 200 millones de habitantes en la actualidad, adelantará a EE.UU. en población en los próximos años y pasará a ser el tercer país más poblado de la Tierra, tras China e India. Por su parte, países como la República Democrática del Congo, Etiopía y Egipto cuentan ya en la actualidad con en torno a 90 millones de habitantes cada uno.
Pero no solo es que esté creciendo la población en África, sino que lo está haciendo en núcleos urbanos. En efecto, se estima que el 80% de la nueva población en los próximos 20 años se instalará en núcleos urbanos. La creciente urbanización del continente africano es fundamental, ya que tal y como demuestra un estudio de la OCDE, los salarios por hora en África son el doble en las zonas urbanas que en las rurales; los jóvenes reciben una media de entre 2,5 y 4 años más de educación en las zonas urbanas; el 80% de las casas urbanas están conectadas a la red eléctrica, frente al 20% de las casas rurales; el 50% de los hogares urbanos utilizan cuentas bancarias, frente al 20% de los hogares rurales. Además, según ese mismo estudio, una tercera parte del incremento del PIB per cápita en África en los últimos años se debe a la urbanización.
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La cantidad creciente de población (urbanizada) es una oportunidad desde dos perspectivas: desde el punto de vista de la oferta, proporciona mayor mano de obra; por el lado de la demanda, aporta cada vez más consumidores. Con los crecientes costes laborales en China, África tiene una oportunidad de asumir un mayor rol como 'fábrica del mundo'. Esto queda reflejado en los crecientes flujos de inversión extranjera directa en África Subsahariana, como se muestra en el gráfico 3. El hecho de que algunos procesos productivos, incluso los de menor valor añadido, basculen de países como China a regiones como África es un gran factor que contribuirá a la industrialización y por consiguiente, al desarrollo de las economías africanas. Además, tras el shock del Covid-19, las economías africanas vuelven a ponerse a la cabeza en tasas de crecimiento del PIB. En efecto, según el
World Economic Outlook del FMI, seis de las diez economías que más crecerán en 2023 están en África, tal y como se muestra en el gráfico 4. Las mayores tasas de crecimiento del PIB en África con respecto al resto del mundo hacen presuponer que cada vez habrá más consumidores con mayores niveles de renta.
Pero África no es solo una región con mucha población y, por tanto, potencial en términos de mano de obra y consumo. De hecho, África es, después de Asia, el segundo continente de mayor tamaño y con gran abundancia de distintos recursos naturales. Tiene una extensión superior a los EE.UU., China, India, Japón y gran parte de Europa combinados. África es también un continente muy rico en materias primas. Según el último informe de la Comisión Europea, sobre materias primas críticas, la República Democrática del Congo y Sudáfrica son proveedores para la Unión Europea de elementos claves para la transición ecológica y la transformación digital como el cobalto, el tántalo, el iridio o el rutenio (ver gráfico 5).
África también tiene una posición relevante en la producción de gas natural y petróleo. En 2021, Argelia fue el décimo mayor productor de gas natural del mundo y como se puede ver en el gráfico 6, no es el único país africano con un importante volumen de producción de gas natural. Por otro lado, en 2021, África estuvo al cargo del 8,1% de la producción mundial de petróleo, con las regiones occidental y del norte de África a la cabeza, tal y como se aprecia en el gráfico 7.
Desde el punto de vista empresarial, también puede haber sorpresas para los menos familiarizados con el continente africano. Según la consultora Mckinsey, hay 400 empresas en África con ingresos anuales superiores a los 1.000 millones de dólares. Aunque en términos relativos con respecto a otras regiones, el número no es especialmente elevado, no deja de resultar sorprendente. Y este número tiene gran potencial para aumentar, si se implementa correctamente el Tratado sobre la Zona de Libre Comercio Continental Africana, cuyo objetivo es crear un mercado único para los 54 países del continente.
Hasta aquí los datos más relevantes para ilustrar el inmenso potencial de África. Vayamos ahora con las debilidades.
Hay cuatro debilidades fundamentales: la heterogeneidad entre países, la falta de suficientes infraestructuras, la existencia de excesivas cargas burocráticas y bolsas de inestabilidad política y la escasez de mano de obra cualificada.
Existe la tendencia a hablar de África de manera general (de hecho, es lo que se ha hecho al inicio del artículo). Pero lo cierto es que África es un continente con 54 países muy heterogéneos, con más de 1.000 lenguas y una fuerte diversidad en niveles de renta, dotación de recursos, desarrollo de infraestructuras, niveles educativos y sofisticación técnica. A pesar de que hay 400 empresas con ingresos anuales superiores a los 1.000 millones de dólares, en torno al 50% se concentran en Sudáfrica. Por tanto, la base empresarial no está uniformemente distribuida en el continente.
En cuanto a las infraestructuras, un problema recurrente para las empresas que operan en África es la falta de acceso a la electricidad de manera estable e incluso la ausencia de fuentes de agua fiables. La escasez de buenas infraestructuras de transporte y telecomunicaciones no ayudan tampoco.
Algunos gobiernos africanos siguen imponiendo excesivas cargas burocráticas para la realización de negocios en sus respectivos países, lo que reduce considerablemente el interés inversor. A esto se une que el continente lleva años sometido a tensiones políticas que estallan cada cierto tiempo en distintas zonas.
La población en África está en plena expansión, lo que puede proporcionar mucha mano de obra, pero en algunos casos, no contará con la cualificación suficiente.
Sobre la base del análisis anterior, surge la pregunta inevitable de cómo hay que proceder en África. ¿Realmente existen oportunidades para las empresas españolas en este continente?
Como se decía anteriormente, dada la heterogeneidad del continente africano, resulta imprescindible llevar a cabo un análisis específico de cada país. Para ello, es útil recurrir a la clasificación de riesgo país de la OCDE, que va de 0 a 7, siendo 0 el menor riesgo posible y 7 el mayor. Para que nos hagamos una idea, España tiene una puntuación de 0. En el caso de África, hay 20 países con una clasificación inferior a 7. Los países con mejor puntuación son Marruecos, Mauricio y Botsuana (con un 3), seguidos de Sudáfrica (con un 4), Argelia, Costa de Marfil y Senegal (con un 5) y Angola, Benin, Cabo Verde, Camerún, Egipto, Suazilandia, Gabón, Lesoto, Namibia, Nigeria, Tanzania, Togo y Uganda (con un 6).
Además, no solo hay que tener en cuenta el perfil de los países, sino también las ciudades, dada la creciente urbanización de la población africana. Para 2030, se espera que al menos 17 ciudades del continente tengan una población superior a los 5 millones de habitantes. Diez de estas ciudades se ubican en países con una calificación de riesgo OCDE inferior a 7 puntos. En particular, Johannesburgo (Sudáfrica), Abiyán (Costa de Marfil), Dakar (Senegal), Lagos, Ibadan y Kano (Nigeria), Yaundé (Camerún), Luanda (Angola) y Alejandría y El Cario (Egipto).
En definitiva, como se desprende de este artículo, África es un continente lleno de oportunidades, pero también de importantes riesgos. Por ello, conviene llevar a cabo un detallado análisis, preferiblemente de la mano de expertos en comercio exterior y con el apoyo de las Oficinas Económicas y Comerciales de España desplegadas en el territorio africano, antes de adentrarse en aventuras potencialmente poco rentables.