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PAU VALLS

¿Un ecologismo de derechas en España?

Antonio Timoner, Luis Quiroga

8 mins - 28 de Marzo de 2023, 07:00

¿Son los españoles de derechas negacionistas? ¿Es posible un ecologismo liberal-conservador en nuestro país? ¿Cabe una competición política entre izquierda y derecha para liderar la lucha contra el cambio climático en España?
Este artículo presenta los resultados clave del estudio demoscópico 'Ecologismos en Competición' llevado a cabo por OIKOS, con datos de 40dB y mediante enfoque pionero que buscar dar respuesta a estas cuestiones y las plantea en unos términos alternativos que superan el paradigma de tensión polarizante actual basado en contraponer sistemáticamente 'adhesión vs escepticismo' hacia las políticas públicas contra el cambio climático.
 
Ese paradigma ha sido el marco de análisis convencional de la mayoría de los estudios demoscópicos en nuestro país sobre las actitudes de los españoles hacia el medio ambiente. Sin embargo, es un marco problemático pues casí siempre parte de la premisa de que toda política pública contra el cambio climático debe ser inevitablemente restrictiva para el ciudadano y la economía para ser efectiva y eficaz. Incurre, a causa de ello, en un argumento circular al contemplar a priori sólo políticas restrictivas, que son idiosincráticamente de izquierdas, y correlacionar su mayor grado de aceptación entre los votantes de izquierdas. 
 

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Superar el paradigma es urgente y necesario. Su circularidad impide abordar, en términos prácticos, una estrategia de la despolarización del cambio climático y la construcción de consensos transversales y duraderos. Y además la observación detenida de las prácticas más extendidas y eficaces en la reducción de emisiones fuera de nuestras fronteras en la actualidad evidencia que existe un amplio abanico de políticas públicas que no están necesariamente ancladas en la noción de la restricción o supresión de las actividades económicas y sociales.
 
Por todo ello, este estudio plantea y explora, por primera vez, posibles respuestas a las siguientes cuestiones: ¿Existe realmente escepticismo entre los votantes de derechas hacia el cambio climático o más bien reticencia hacia las políticas climáticas restrictivas típicamente de izquierdas? ¿Es posible un marco de políticas climáticas más receptivas para el votante liberal-conservador? ¿En quién confían realmente los españoles para revertir el cambio climático desde un punto de vista de competencia y gestión?¿Se confía más en propuestas de lucha contra el cambio climático si éstas provienen del partido afín al votante? ¿Existen políticas públicas climáticas cuyo apoyo popular se podría maximizar si hubiera consensos bipartidistas en su proposición al votante?
 
Los principales resultados:
  • El negacionismo climático (la negación de su existencia, su origen antropogénico del cambio climático, la gravedad como problema y de los múltiples efectos que está causando) es minoritario, incluso entre los votantes más a la derecha y por ello es erróneo hacer de este fenómeno el centro del debate público sobre clima. El deterioro del medio ambiente y el cambio climático preocupa ampliamente a la mayoría de los españoles, independientemente del partido que votaron en las pasadas elecciones generales. 
 
 
 
  • En realidad existirían diferencias de perspectiva sobre cómo debe frenar el cambio climático y enfocar la transición energética: los votantes de izquierdas favorecen una transición con cambios drásticos e inmediatos que incluya regulaciones estrictas a consumidores y empresas. Por el contrario, los votantes de derechas apoyan en mayor medida que se efectúen cambios de manera progresiva y ordenada y que se otorgue libertad y flexibilidad a consumidores y empresas para cumplir con los objetivos medioambientales y climáticos.



 
  • Además existe divergencia de opiniones en cuanto a invocar la transición ecológica para promover agendas liberales o socialistas. Por un parte, existe una apoyo uniforme y transversal a usar las políticas medioambientales para impulsar la economía de mercado y la competitividad empresarial.  Por el contrario, el uso del cambio climático para promover una agenda que incluya la justicia social, las políticas de igualdad y el aumento de gasto público genera desacuerdos y reticencias a lo largo del espectro político.
 
 
  • ¿Qué instituciones o agentes sociales piensan los ciudadanos que hacen más o deberían hacer más en la lucha contra el cambio climático? Los votantes de izquierdas opinan que las empresas y el sector privado acusan mayor déficit de acción, es decir, una mayor brecha ente las valoraciones de la capacidad potencial de actuar y el esfuerzo presente. Mientras que los de derechas sitúan a los gobiernos nacionales a la cabeza de esa brecha de acción, es decir, opinan que el sector privado tiene menos margen adicional de acción respecto al gobierno. 
 
 
  • ¿Y en qué partidos políticos confían los españoles para abordar los desafíos medioambientales? Los votantes de izquierda perciben a sus partidos como los principales valedores del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático. En cambio, la mayoría votantes de derecha y centro-derecha consideran que ningún partido o todos por igual –independientemente del bloque – muestra mayor preocupación por el asunto. Sin embargo,  cuando se pregunta por la capacidad de gestión del reto climático de los partidos en vez de por su nivel de su preocupación, se aprecia una caída generalizada de valoración en todo el espectro político de la valoración de los partidos de izquierdas por parte de sus votantes. Por el contrario, la valoración de los partidos de derechas aumenta generalizadamente cuando se refiere a su capacidad de gestión de los desafíos medioambientales en vez de por el nivel de preocupación que expresan.
 
 
  • Se aprecia un efecto de sesgo o 'framing', es decir, tendencia a valorar más positivamente una propuesta de política pública o medidas contra el cambio climático si está proviene del partido afín al votante. Y los votantes del PP son especialmente receptivos a incrementar su apoyo a todas las medidas contra el cambio climático si se proponen desde partidos afines a su ideología.
 
 
  • Finalmente, las medidas contra el cambio climático se beneficiarían de un aumento de apoyo generalizado por parte del núcleo de votantes de centro-izquierda a centro-derecha (PSOE, PP y Cs) si se presentasen bajo un marco simultáneo de propuesta de consenso entre social-demócratas y liberal-conservadores. Ese incremento de apoyo es más notable entre aquellas medidas que recibían un nivel de apoyo intermedio en el grupo de control sin marco de propuesta político.

Conclusiones
Los datos demoscópicos confirman que el nivel de preocupación por el cambio climático y el reconocimiento del problema grave que representa es ideológicamente transversal entre todos los españoles, incluidos aquellos más a la derecha del espectro político

A pesar de ello, durante años, los españoles han percibido el ecologismo como algo que forma parte del cuerpo doctrinal de izquierdas y, de hecho, las fuerzas políticas de izquierdas han hecho frecuente uso del ecologismo para avanzar su programa ideológico.

Esa percepción creaba un círculo vicioso entre votante y partidos de derechas. Por un parte, el votante de derechas sospecha instintivamente de cualquier propuesta con membrete ecologista. Por otra parte, los partidos de derechas eran reacios a disputarle el espacio ecologista a las fuerzas de izquierdas al no sentir la demanda entre sus votantes por abrazar la causa ecologista.  

Sin embargo, los resultados de este estudio – en concreto, la preferencia por una transición progresive, ordenada y flexible por parte de los votantes de derechas, la propensión de éstos a apoyar propuestas contra el cambio climático si se formulan desde partidos afines, y el potencial aumento de valoración de la capacidad de gestión medioambiental de los partidos de derechas – indican que se podría subvertir ese círculo vicioso, dando lugar a un círculo virtuoso entre votantes y partidos de derechas que impulsara una agenda ambiciosa de descarbonización de la economía con propuestas liberal-conservadoras y neutralizara el paradigma de tensión polarizante entre adhesión a la causa climática y el escepticismo.

La superación de este marco de tensión y, en su lugar, el reconocimiento de una dinámica de competición entre propuestas alternativas y legítimas contribuiría a establecer las bases para consensos amplios y duraderos que permitirían alcanzar metas climáticas a largo plazo.

Por ello, los autores de este informe pensamos que el debate en España, en vez de cuestionar repetidamente por qué todavía existen españoles que son reticentes a aceptar ciertas políticas climáticas, habría de reenfocarse hacia la identificación de marcos propositivos de políticas públicas que pudieran abarcar consensos amplios e impulsar espacios de competición política sobre ecologismo y cambio climático entre todos los agentes del espectro político, tanto de izquierda a derecha como de social-demócrata a liberal-conservador.

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