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DPA VÍA EUROPA PRESS

El adelanto electoral en España precipita la batalla por el poder en Bruselas

Bernardo de Miguel

6 mins - 30 de Mayo de 2023, 07:00

El duelo electoral protagonizado este domingo de forma vicaria por Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo provocará importantes reverberaciones políticas mucho más allá de las alcaldías y los gobiernos en juego. El terremoto por la victoria del Partido Popular en los comicios municipales y autonómicos y el adelanto de las elecciones generales al próximo 23 de julio acelera también la batalla por el reparto de poder en Bruselas. El adelanto electoral descoloca, sobre todo, a Ursula von der Leyen, que confiaba en una presidencia española de la UE muy potente para rematar su primer mandato al frente de la Comisión Europea y, llegado el caso, postularse para un segundo. 

El arranque de las refriegas por los cargos en Bruselas estaba marcado por las elecciones en España a final de año, la cita electoral más significativa en los países de la Unión antes de proceder a la renovación de la cúpula comunitaria (presidencias del Consejo Europeo, de la Comisión Europea y del Parlamento Europeo y Alto Representante de Política exterior). La joya de la corona del reparto es el cargo ocupado por Ursula von der Leyen, que pertenece al Partido Popular Europeo (PPE). El debate sobre la continuidad o el relevo de la alemana sobrevuela ya la agenda política de Bruselas, aunque falta un año para que el Consejo Europeo deba tomar la decisión en base al resultado de las elecciones al Parlamento Europeo. 

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Las elecciones en España resultarán clave para la composición de ese Consejo Europeo. Y como en 2019, una vez asignada la presidencia de la Comisión se distribuirán las otras piezas y los partidos con posibilidades (populares, socialistas y liberales, más que nada) aspirarán a cobrarse su parte. El regateo, ya en marcha entre bambalinas, está llamado a arreciar en función del desenlace electoral el próximo 23 de julio. 

España es la única oportunidad a corto plazo que tiene el Partido Popular Europeo (PPE) para recuperar algo de poder en el Consejo de la UE, donde el voto de cada país es proporcional a su número de habitantes. El PPE no encabeza ningún gobierno en los cinco países más poblados (Alemania, Francia, Italia, España y Polonia). Su peso ha caído drásticamente desde principios de este siglo cuando llegó a estar al frente de las cuatro principales economías de la Unión con nombres como Angela Merkel, Jacques Chirac, Silvio Berlusconi y José María Aznar.

Los populares europeos, dirigidos por el eurodiputado alemán, Manfred Weber, ven en España la posibilidad de recobrar alguno de los laureles perdidos y llegar a 2024 con fuerzas suficientes para defender la enorme cuota de poder que disfrutan ahora en Bruselas, donde presiden la Comisión, el Parlamento y el Eurogrupo, además del BCE en Fráncfort. 

Weber ha celebrado la victoria popular del domingo como “el primer paso hacia un gobierno fuerte y estable encabezado por el PP”. El alemán, firme partidario de la colaboración de los populares con la extrema derecha, reconoce de forma tácita en esas palabras que Núñez Feijóo necesitará apoyarse en Vox para llegar a la Moncloa en caso de que gane las elecciones.

Feijóo tiene conexión directa con Weber a través del eurodiputado Esteban González Pons, que es el número dos del alemán en el grupo Popular del Parlamento Europeo. Weber, que orquestó la alianza en Italia entre los populares de Berlusconi y los ultras de Meloni, se vería reforzado con un gobierno conservador en Madrid y podría, tal vez, impulsar a su aliada, la presidenta del Parlamento Europeo, la maltesa Roberta Metsola, como aspirante a ocupar el puesto de Von der Leyen.

Metsola parece una rival débil para Von der Leyen. Y Weber no ha logrado hasta ahora grandes apoyos para la maltesa en su propio partido. Un equilibrio que podría variar si los populares españoles vuelven al poder después de haber sido desalojados por una moción de censura hace cinco años.  



La decisión de Sánchez de precipitar el final de la legislatura seis meses antes de lo previsto descoloca, además, a la actual presidenta de la Comisión Europea. Von der Leyen mantiene una buena relación con el presidente del Gobierno. Y confiaba en una presidencia española de la UE muy potente para rematar por todo lo alto un mandato al frente de la Comisión en el que ha cosechado numerosos aplausos por la gestión de la pandemia y la creación del fondo de recuperación. 

Pero el adelanto electoral en España supone un contratiempo para la presidenta y pone en peligro su recta final antes de las elecciones al Parlamento Europeo. El semestre español es la última presidencia con la que Von der Leyen podrá trabajar a pleno rendimiento antes del final de su mandato. Los diplomáticos incluso definen a este último semestre pleno de la legislatura como “la presidencia dorada”.

En enero del próximo año, España pasará el testigo a Bélgica. Pero el semestre belga ya estará marcado por la disolución del Parlamento Europeo y la campaña electoral para nuevas elecciones, que se celebrarán en junio. La siguiente presidencia corresponde a Hungría. Pero Von der Leyen ya estará en la recta final de su quinquenio y, además, tampoco puede esperar mucha colaboración por parte del euroescéptico primer ministro Viktor Orbán.

El desenlace electoral en España también acentuará el debate sobre el relevo en la presidencia del Consejo Europeo, ocupada hasta finales de 2024 por el liberal belga Charles Michel. Sobre todo, si Feijóo lograra alzarse con la victoria, lo que dejaría a Sánchez como posible aspirante a la presidencia del Consejo, un puesto que nunca han logrado los socialistas. El nombre de Sánchez ya ha sido aireado como posible sustituto de Michel, aunque las fuentes que más soplan en esa dirección proceden casi siempre de los populares, deseosos de librarse del actual presidente del Gobierno español y de mantener la presidencia de la Comisión por quinto mandato consecutivo.
 
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