El 14 de junio, Alemania publicó su primera
Nationale Sicherheitsstrategie, o estrategia de seguridad nacional. El Canciller Olaf Scholz la anunció como un paso importante para establecer el tono de la "seguridad integrada", un concepto que se refiere a un enfoque holístico de los retos globales.
Definiendo el mundo como cada vez más multipolar, la estrategia menciona a Rusia como la amenaza más importante para la paz y la seguridad en la zona euroatlántica, subraya la importancia de la rivalidad sistémica existente entre Estados Unidos y China y los retos geoeconómicos a los que se enfrentan hoy Alemania y Europa.
Las
personas familiarizadas con la política exterior y de seguridad alemana afirman que no hay muchas sorpresas en el documento, pero el mero hecho de que exista es un importante paso adelante. Alemania, como mayor economía y miembro fundador de la Unión Europea, tiene una
responsabilidad especial a la hora de guiar a la Unión y aportar soluciones a los retos del siglo XXI.
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Este documento sigue al
Zeitenwende, o momento decisivo del país, un concepto que la Canciller ha utilizado en su discurso en el Parlamento alemán, el Bundestag,
pocos días después de la invasión rusa de Ucrania. El acuerdo constitucional de la coalición del semáforo ya incluía la idea de redactar una estrategia de seguridad,
pero los recientes desafíos le dieron otro impulso.
La
Zeitenwende, la estrategia de seguridad, junto con todas las acciones económicas, políticas y militares en la UE tras la invasión rusa, son claras demostraciones de una
nueva cultura política en Alemania y Europa. Otros países con una larga tradición en la redacción de estrategias de seguridad nacional, como Estados Unidos, por ejemplo, internacionalizan el pensamiento estratégico a largo plazo. Estos documentos establecen las prioridades nacionales para una audiencia nacional e internacional. Sin embargo, deben ir seguidos de una conversación sincera sobre las formas de alcanzar estos objetivos y todos los recursos necesarios. Pintar el panorama es sin duda importante,
pero proporcionar una hoja de ruta para llegar a él es igual de esencial.
Seguridad integrada: Un enfoque holístico
La guerra en el continente pasó factura a Alemania. El país tuvo que hacer cambios importantes, empezando por su desvinculación energética de Rusia y las inversiones para renovar sus fuerzas armadas Bundeswehr. Sin embargo, no fue sólo eso.
Los retos provocados por el cambio climático, las nuevas y disruptivas tecnologías y la rivalidad entre las grandes potencias, EE.UU. y China, fueron motivos para replantearse la seguridad y el bienestar de los ciudadanos. La conceptualización del documento es similar al pensamiento estadounidense sobre
política exterior para la clase media, que vincula los retos en el interior y en el exterior.
El concepto de "seguridad integrada" que constituye el núcleo de la estrategia es un importante paso adelante. Tiene principalmente dos dimensiones: Las políticas se sitúan en el nexo de diferentes áreas y, por ello,
requieren la implicación de diferentes actores, empezando por los ministerios y diferentes partes de la administración y la sociedad civil, al tiempo que colaboran ampliamente con socios externos.
Con las transiciones ecológica y digital, todas las materias primas críticas que se necesitan para la primera y las dependencias tecnológicas ya existentes cuando se trata de la segunda se han convertido en cuestiones de asuntos internos y externos. Por eso es más que necesario un enfoque holístico. Conectar los retos existentes con la rivalidad sistémica es también un primer paso crucial para definir el papel que Alemania -y la UE- podrían desempeñar.
El debate sobre China y la brecha transatlántica
Además de la conceptualización de la seguridad integrada, la estrategia de seguridad subraya la multipolaridad en el mundo.
La creciente rivalidad sino-estadounidense está en el centro de cualquier conversación en Washington, D.C., por lo que existe una
conversación transatlántica siempre pendiente. Es muy importante que los europeos comprendan la realidad y propongan opciones políticas. Alemania, históricamente firme partidaria del atlantismo, tiene un papel clave que desempeñar a la hora de marcar el tono y allanar el camino hacia una conversación matizada.
Sin embargo, debe ir más allá de los estrechos intereses económicos de sus sectores clave en aras de la reestructuración a largo plazo de su economía y de la cohesión europea. La próxima estrategia para China puede ofrecer una visión más completa.
El camino por recorrer
En general, la Zeitenwende y la primera estrategia de seguridad de Alemania demuestran que el país está avanzando en la definición de los retos que configuran el mundo y en la respuesta a los mismos. Tener la imagen adecuada es sin duda el primer paso para definir la acción. La seguridad integrada es un buen comienzo en un mundo en el que los retos son transversales.
Sin embargo, la mayor economía de la Unión Europea también debería reflexionar sobre los recursos necesarios para aportar soluciones a estos retos.
Debe haber un debate justo y abierto sobre los recursos existentes y futuros y su uso a la hora de establecer las prioridades políticas. Cada política es una predicción y tiene un coste de oportunidad. Pensar en la gravedad de los retos estructurales a los que se enfrentan Alemania y la Unión, centrándose en el bienestar de los ciudadanos, será un punto de partida crucial.
El gobierno alemán, dirigido por el Partido Socialdemócrata (SPD), se encuentra en una posición privilegiada a la hora de profundizar en la idea de política exterior para mejorar el bienestar de los ciudadanos. "Paz, seguridad, prosperidad y estabilidad" son cuatro términos clave utilizados por la estrategia para definir la responsabilidad de Alemania hacia Europa.
Garantizarlos debe percibirse también como la clave para definir el papel de la Unión Europea en los próximos años.
Las dificultades ya existentes para comandar la
primera coalición tripartita del país son visibles. En ocasiones, los objetivos de los partidos relacionados con la justicia social, la transición ecológica y la reducción de la deuda no son necesariamente compatibles.
Dicho esto, las realidades (geo)políticas nacionales e internacionales tienen que coexistir. Pensando en las próximas elecciones al Parlamento Europeo del año que viene, demostrar a los ciudadanos que Alemania es capaz de aportar soluciones tras años de penurias será la clave.
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VALERIA MONGELLI (BLOOMBERG)