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TOMÁS ONDARRA

Qué piensan los que piensan en suma cero

Andrés Ortega

7 mins - 20 de Octubre de 2023, 07:00

¿Cómo influye en los ciudadanos pensar en “suma cero”, es decir, en que lo que gana un individuo o grupo social lo pierde otro, o que la gente sólo puede enriquecerse a costa de los demás? Un reciente estudio publicado por la Universidad de Harvard está siendo de los más comentados. Su conclusión es que los que piensan así tienden a ser partidarios de políticas gubernamentales de redistribución de los ricos a los desaventajados, una mayor cobertura sanitaria pública y más impuestos, acceso a recursos, además, sí, de limitaciones a la inmigración. Es una forma de pensar, una mentalidad y una cultura, una hipótesis planteada en los años 60 por el sociólogo George Foster. Estos resultados sugieren que la opinión de una persona sobre una amplia gama de cuestiones sociales, políticas y económicas puede estar fuertemente influida por el grado en que percibe que los beneficios de la sociedad se obtienen a expensas de los demás, es decir, el pensamiento de suma cero. 

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El estudio, de Sahil Chinoy, Nathan Nunn, Sandra Sequeira y Stefanie Stantcheva, se ha realizado con una muestra de 24.000 personas en Estados Unidos, remontándose a sus ancestros (hasta los abuelos). “Los individuos son hoy más de suma cero si tienen antepasados que vivieron en un entorno, o si experimentaron directamente, acontecimientos que eran más de suma cero”, dice el paper, una de cuyas conclusiones (para EE UU) es que los descendientes de esclavos, es decir, fundamentalmente los negros, tienen mayoritariamente mentalidad de suma cero. Otros grupos en esta línea son los habitantes de zonas urbanas, los más jóvenes y los que tienen menos ingresos o menor nivel educativo, es decir, los nacidos en familias más pobres. Todos favorecen las políticas de igualación racial y de género. Quizás los mayores sean menos sumaceristas por haber vivido en su juventud mayor crecimiento económico. El estudio del pensamiento de suma cero puede ayudar a entender algunas (quizás desconcertantes) preferencias políticas en Estados Unidos. “Ayuda a racionalizar por qué en EE UU ciertos grupos que pueden beneficiarse económicamente de la redistribución gubernamental -poblaciones blancas, rurales y de mayor edad- tienden a oponerse a la redistribución gubernamental, mientras que los que pueden perder -poblaciones urbanas y más jóvenes- tienden a apoyarla”. Y explica también algunas divisiones en el seno de los partidos.
 
Aunque los sumaceristas en EE UU tienden a votar más a los Demócratas, las conclusiones políticas no son tajantes. Los autores del informe insisten en que el pensamiento suma cero no se traduce directamente en voto para los Demócratas (redistribuidores), frente a los Republicanos. No es una cuestión de partidos. Recuerdan que en 2016 hubo un trasvase importante de votos de 13% de los partidarios de Obama y 12% de los de Bernie Sanders a Trump, al que estos votantes veían más de suma cero, lo que el candidato a presidente cultivó en su retórica. Y ganó. Pero contribuye a la polarización social y política. Para los autores, el populismo, las teorías de la conspiración y el nativismo tienen su origen en la creencia de que un grupo gana a expensas de otros, ya sea una élite mundial, el "Estado profundo" o los ciudadanos de otros países. 

El crecimiento de la mentalidad de suma cero se ha registrado en las crisis de los años 70 del siglo pasado y en las dos últimas décadas. Tiene que ver, según el estudio, con otros conceptos relacionados, como la envidia del éxito ajeno, la desmotivación para el esfuerzo ante el convencimiento de que no aporta recompensa, o el desarrollo económico a largo plazo.



También hay diferencias regionales. Los de Nueva York son de más de suma cero. Pero el rechazo a la inmigración de esta cultura es un problema primordial para los demócratas, que no encuentran una política adecuada, y de ahí que Biden haya vuelto a impulsar el muro con México. La treta seguida por el gobernador republicano de Tejas de enviar a la Gran Manzana a miles de inmigrantes ilegales del Sur en autobuses, crea un problema a sus habitantes, al alcalde demócrata de la ciudad, Eric Adams, y a la Administración Biden. Ahora bien, la demanda de restricciones a la inmigración, según los autores, se da también en otros 70 países.

¿Vale para la política en España? Probablemente servía más cuando había más bipartidismo, o en la actual situación de bloques, pero el multipartidismo la puede diluir. Ahora bien, el pensamiento de suma cero es algo diferente de la dicotomía amigo/enemigo que veía el politólogo Carl Schmitt, cuyo apoyo al régimen nazi fue notable pero que está muy de vuelta entre los estudiosos. Trump la sigue, enfrentando a grupos sociales y cultivando la política del resentimiento, que está también detrás del pensamiento de suma cero.

Dadas las actuales crisis a las que se enfrenta el mundo, también surge la pregunta natural de cómo se relaciona el pensamiento de suma cero con las opiniones sobre el cambio climático, la desigualdad global o la competencia entre EE UU y China. Los datos indican la presencia de una visión general de suma cero en el mundo. Del estudio se derivan tendencias internacionales, reforzadas por lo que refleja la Encuesta Internacional de Valores que también aborda esta cuestión. Por ejemplo, los ciudadanos de países en vías de desarrollo, donde impera mayoritariamente esa mentalidad, tienden a estar a favor de las ayudas internacionales, es decir, de una redistribución. 

Hay que confrontarlo con la idea de suma positiva, en la que todos ganan, es decir, como pregunta la Encuesta de Valores que “la riqueza puede crecer para que haya suficiente para todos", que es la base de la cooperación nacional e internacional (multilateralismo). De hecho, diversos economistas piensan que la mentalidad, o la política de suma cero frena el desarrollo y la innovación. Lo que se puede aplicar a China y EE UU. 

La competencia con China no tiene por qué llevar inevitablemente a una guerra. Incluso la gran y larga confrontación que supuso la Guerra Fría entre Occidente y Rusia no fue propiamente de suma cero. La doctrina de la Destrucción Mutua Asegurada respondía a una visión de suma positiva (todos ganan si no van a la guerra), o de suma negativa (todos pierden en una guerra nuclear). La guerra de Ucrania se puede analizar como de suma negativa en la que todos pierden, aunque los contendientes la afronten como una suma cero. La actual de Hamás e Israel apunta a una suma negativa. La legítima defensa no responde al concepto de suma cero. La doctrina del ojo por ojo, tampoco. Hamás no puede destruir el Estado de Israel. Israel puede acabar con la capacidad destructiva de la rama militar de Hamás, pero probablemente solo de forma temporal, pues se reproducirá como una hidra mientras no haya una solución general. Lejos de una suma cero.
 
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